TOROS EN SEVILLA

El blog taurino de Víctor García-Rayo. La pasión por el hábitat natural del toro de lidia. La fiesta, el amor por el animal más hermoso del mundo. Centrado en Sevilla y en su provincia, una ventana taurina que se abre al mundo. Cultura y amor por la tauromaquia.




viernes, 10 de mayo de 2019

MADRE NO HAY MÁS QUE UNA











Sevilla no es selectiva. Ejerce algunas tardes de toros, eso sí, de madre y maestra de la tauromaquia por lo que enseña al mundo actitudes que pueden hacer daño. Esa actitud es, a menudo, aparentemente cruel, dura. Otras, sin embargo, es toda sensibilidad y la muestra al mundo en un ejercicio de dulce comprensión maternal. Ayer pudo parecer fría, demasiado exigente en algunos momentos con el desarrollo de la fiesta y con la actuación de los toreros, pero todo se debe a que precisamente esta plaza analiza las faenas en función de los toros que salen al ruedo. Y es exigente. Mucho en ocasiones. Pero también es sensible con el toro, con la ganadería, con el tótem de la fiesta. Y exige respeto para el animal como lo hace para el torero. Sevilla podrá equivocarse, y tanto que sí, pero es madre y maestra de la tauromaquia. Y por eso cuando el toro te lo da todo y es capaz de entregarse a tu causa, tú debes entregarlo también todo, hasta tu misma vida sin ambages. Es la Real Maestranza. En lo bueno y en lo malo. Y madre, no hay más que una.


A Manuel Jesús "El Cid" se le dijo en el ruedo que la afición está muy agradecida por su trayectoria. Sevilla sabe cuánto le ha hecho disfrutar el torero de Salteras, las faenas que ha dibujado en este albero y en otras muchas arenas. Las cientos de veces que se ha jugado la vida. Y la plaza se lo hizo saber, aunque no podía premiar ni la faena al primer toro serio y estrecho de sienes que abrió debut de ganadería en el Arenal -por cierto, qué bien cuajado en el capote por "El Cid"- ni tampoco la faena al cuarto. Al número 25 le pegó muletazos buenos, pero faltó continuidad en las alegrías. El segundo de su lote fue un toro importante, exigente, bravo, atrevido. El trasteo no convenció a los tendidos. La afición de Sevilla conoce bien la trayectoria impresionante de Manuel Jesús "El Cid" y le mostró en todo momento su afecto y reconocimiento a su magnífico curriculum.
Serio en todos los sentidos el primer toro de Perera (número 31 "Aperador"), fue premiado con la vuelta al ruedo después de pasar a la historia reciente de la Real Maestranza. Lidiado con torería y pareado por Curro Javier que saludó por su entrega en banderillas, este ejemplar colorao de Garcisobaco vino con la historia de la vacada entre sus pitones, con la bravura en los riñones y la calidad en el alma. Porque "Aperador" tenía alma. Hay que ponerse en pie para aplaudir los cojones (con perdón) del torero extremeño para arrancar la faena de aquella manera, a cara o cruz. Y hay además que agradecerle que nos dejara ver en todo momento la excelsa categoría de este toro bravo sublime. Miguel Ángel lo dio absolutamente todo. Y el toro, por supuesto también. Faltó sólo una cosa. Que el torero -que había dejado su corazón allí- le diera a la faena un final merecido, le diera al toro una muerte majestuosa. No lo hizo. Se fue a por la espada como cuando el toro no ha servido, le entró a matar y acabó. Sin ayudados, sin cierres, sin broches, sin un último abrazo para "Aperador". Le dio una muerte rápida fría. Ni el toro, ni el propio diestro merecían un final así.
Su segundo toro, el quinto, al que se ciñó Perera con el capote jugándose la barriga, apretó en todos los tercios (cumbre Curro Javier en la brega) pero tenía ese punto de genio que pisa la línea de la bravura para delimitar un final de huida o de pelea hasta el final. Este toro decidió rajarse, demostrar que aquellas arrancadas en la muleta de Perera tendrían caducidad si se le sometía por abajo. Acabó en tablas. Lo mató por arriba el torero.
Ureña sorteó sin duda el lote menos agradecido de la corrida. Su primero recorría menos, transmitía menos, decía mucho menos. Aseado el murciano, intentó que el toro no se lo pensara tanto. Lo mató de estocada certera. Fue mandón por abajo el inicio de faena al toro que cerró plaza. Pedía este toro muchas claves, muchos acuerdos y transmitía ese punto de "no me hagas las cosas mal que tonto no soy". Paco Ureña se había llevado los dos toros con menos posibilidades del encierro.


La corrida del debut de Santiago Domecq fue muy interesante. Mucho. Con matices, con diferencias y con varios universos que observar. Pero una gran corrida de toros. Tanto que la empresa ya debería pedirle al ganadero que le aparte una corrida para Sevilla.
Pudo parecer que ayer la afición estaba algo fría, exigente, por momentos dura con los toreros. Pero no es así. Sevilla respetó a los diestros. Y si en algún momento mostró tibieza a la hora de alentar, empujar o reconocer, es porque en esta plaza se mide la actuación de los toreros en función de los toros que tienen delante y ayer se fueron algunos toros sin aprovecharse por derecho.
Habrá plazas más duras, otras más complicadas, otras menos. Pero madre...no hay más que una.


FICHA.
Seis toros de SANTIAGO DOMECQ, muy bien presentados, de juego importante, interesante en distintos matices de bravura, muy aptos para el espectáculo y para el toreo. Magnífico debut en Sevilla de la vacada gaditana. El toro lidiado en segundo lugar fue premiado con la vuelta al ruedo.


EL CID. (Ovación y silencio).
MIGUEL ÁNGEL PERERA. (Oreja con petición de la segunda y ovación).
PACO UREÑA. (Ovación y palmas de despedida)

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