TOROS EN SEVILLA

El blog taurino de Víctor García-Rayo. La pasión por el hábitat natural del toro de lidia. La fiesta, el amor por el animal más hermoso del mundo. Centrado en Sevilla y en su provincia, una ventana taurina que se abre al mundo. Cultura y amor por la tauromaquia.




miércoles, 1 de mayo de 2019

CORRIDA AL CINCUENTA POR CIENTO





Todo sucedió -o se quedó- a la mitad del trayecto. Media plaza de público, un toro aprovechable para cada torero, tres animales de triunfo de seis...todo a la mitad. Hasta las actuaciones de los espadas. Los tres se quedaron en el ecuador del camino, aunque Galdós anduvo más distancia hacia el éxito que sus dos compañeros de cartel.
Los tres espadas disfrutaron de un ejemplar notable. Garrido por ejemplo sorteó a un primer toro del encierro que le agradeció al torero extremeño un inicio de faena muy brillante por el pitón izquierdo. Después de ese prólogo fantástico, el torero decidió echarse inmediatamente la muleta a la mano derecha. Y aquello no terminó de cuajar. La faena se estructuró en altibajos y el diestro no encontró la solución definitiva a las arrancadas del toro de Álvaro Domecq. Debió Garrido aprovechar mejor las embestidas del toro que abrió plaza. Lo había toreado con solvencia con el capote y Juan Carlos García había saludado montera en mano.
Su segundo oponente sin embargo, más basto y grandón, medía al torero y se mantenía detrás de la mata, agazapado, aguardando cualquier error de un matador que tuvo que soportar los gañafones y los frenazos. Sin recorrido, guardó su peligro y no regaló nada.
Sin trofeo por la espada
El peruano Joaquín Galdós mató por delante un animal mansurrón, siempre tendente a tablas, de embestidas sin mala intención ni bravura. No hubo emoción porque no había peligro. De haber empujado algo más este toro hubieran pasado más cosas, pero no quería pelea.
Sin embargo el quinto fue un toro muy interesante, muy bueno. Transmitió siempre, se entregó con largura y codicia y permitió a Galdós plasmar en el albero un toreo encajado, desgarrador a veces, de quietud y espera, de entrega. Todo de menos a más con tiempo y finales apoteósicos. Gran toro de Álvaro Domecq en Sevilla y torería entregada de Galdós que tenía cortada una oreja con mucha fuerza en Sevilla. Lo echó a perder con la espada. No vio oportuno entrarle a matar en la suerte natural. Dio una vuelta al ruedo que debe saberle a muy poco.
También a Fon Cadaval le tocó un toro -aunque en menor medida de claridad que los de sus compañeros- aprovechable. Toreó en primera instancia un toro paradote, afligido, que pudo dejar su combustible en el peto. Soso y con poco recorrido, llegó a la muleta sin fuerza. No anduvo acertado Alfonso con el descabello.
El sexto sin embargo le sirvió mucho más. Saludó en banderillas Juan Carlos García y este número 18 se fue de largo al engaño del diestro sevillano. Es verdad que el animal perdió las manos en algunos momentos que eran fundamentales, pero también es cierto que daba la impresión de que el matador no lograba tomarle el pulso al toro. Este toro se apagó antes que los toros buenos de sus compañeros, no duró demasiado, pero se echó de menos un mayor acoplamiento del espada con el burel.
Al final, un toro óptimo para cada torero. Todo sucedió al cincuenta por ciento.


FICHA
Seis toros de TORRESTRELLA, algo desiguales pero correctos de presentación en líneas generales. Destacaron tres toros. Hubo ejemplares interesantes.


JOSÉ GARRIDO. (Ovación y silencio).
JOAQUÍN GALDÓS. (Saludos y vuelta).
ALFONSO CADAVAL. (Silencio tras aviso y silencio).



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