4 novillos de Juan Pedro Domecq y 2 de Parladé, nobles en general.
GONZALO CABALLERO. (Ovación y silencio).
SEBASTIÁN RITTER. (Silencio y silencio tras aviso).
LAMA DE GÓNGORA. (Ovación y palmas tras aviso).
Dos orejas, eran dos orejas
Una de cada novillo, y un triunfo importante en la
presentación con caballos en Sevilla. Pero todo eso ha perdido Lama de Góngora
esta tarde en la Real Maestranza por pinchar reiteradamente con la espada. Al
tercero…y al sexto.
Merecidamente esperado el regreso del sevillano Lama
de Góngora al coso del Baratillo. La novillada de Juan Pedro Domecq ha sido
noble, en momentos sosa, y los astados han permitido el lucimiento de los
toreros. El peor lote cayó en manos de Gonzalo Caballero. Media plaza de
entrada y cielo entoldado.
No rubricó el esfuerzo
En la puerta de chiqueros inició el sevillano sus
dos faenas en Sevilla. Con el capote además estuvo templado y fácil. Con la
muleta manejó con extraordinaria soltura los tiempos y las distancias. Y todo
con esa sevillanía que cuadra en esta tierra. Lama de Góngora razona, alarga,
manda y…pincha.
Torerísimos los ayudados al melocotón tercero. Faena
de seguridad y temple con algún natural auténticamente extraordinario. Manejó
el sevillano las distancias y puso en escena una torería dorada. Muy bien Lama.
Y muy mal con los aceros. Aquí perdió la primera oreja. Impecablemente vestido
de grana y oro, lidió al sexto –al que recibió pegándole hasta tres largas
cambiadas- con pulcritud y sentido de la medida. Se notó que andaba, toda la
tarde, con la mente muy despejada en la plaza. De nuevo cuajó al ejemplar de
Juan Pedro –era un toro y enseñaba mucho la cara- y mereció cortar otra oreja
que dejó escapar con los aceros. La espera estaba justificada, Lama de Góngora
no defraudó…pero se le esfumó el triunfo entre los dedos.
Gonzalo Caballero sufrió una voltereta muy violenta
en el primero de la tarde que le hizo incluso perder la consciencia. No transmitió
este novillo que arrancó la tarde pero el torero, en el tramo final del
trasteo, logró levantar el ánimo del episodio. No dio ni un paso atrás.
Espadazo y merecida ovación. Salió a matar al cuarto y además lo recibió de pie
con el capote a la espalda. Hizo el diestro lo que estaba en su mano, incluso
pegarle pases sueltos, uno a uno, a un ejemplar que no decía nada. Esfuerzo con
la paliza a cuestas y espadazo algo bajo.
El colombiano Ritter, que se presentaba en Sevilla,
lo tuvo todo a la contra. Fue la suya una tarde cuesta arriba. No dejó que el primero
se rajara y se quedó en los medios con su oponente, pero no entendió las
distancias y en terreno de cercanías con toreo vertical, cimentó una faena que
no cayó de pie en los tendidos. Aplaudido un novillo que pidió más espacio. Sebastián
Ritter toreó al sobrero quinto –el titular se partió un pitón por la cepa al
rematar de salida en un burladero- y fue su faena la continuidad de una lidia
entre protestas por la falta de fuerza del novillo de Juan Pedro. Mal con la
espada el colombiano, que mostró en Sevilla una facilidad con capote y muleta
que no transmitió con importancia a la afición hispalense.
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