TOROS EN SEVILLA

El blog taurino de Víctor García-Rayo. La pasión por el hábitat natural del toro de lidia. La fiesta, el amor por el animal más hermoso del mundo. Centrado en Sevilla y en su provincia, una ventana taurina que se abre al mundo. Cultura y amor por la tauromaquia.




miércoles, 4 de mayo de 2022

URTICARIA PARA LOS DEL "JULIPIÉ"

 


No se enteran. Sus detractores no se enteran. La cogieron hace un tiempo con su salto a la hora de entrar a matar y ahí siguen erre que erre. Desconocen que los matadores de época encontraron todos más tarde o más temprano su peculiar manera de matar a los toros. No les importa que se pase los pitones por los muslos (y por la bragueta) cincuenta veces en una faena -sea como sea el toro, muy a menudo- sino el saltito, el dichoso saltito que reproducen una y otra vez en las redes sociales con reiteración, intensidad y como muestra de desprestigio mientras Julián López sigue mostrando al mundo su capacidad de figurón del toreo. De época. Mientras "El Juli" salía -otra vez- por la Puerta del Príncipe, sus detractores (los del saltito) rascaban su urticaria corporal al tiempo que el madrileño miraba de nuevo la marea en calma del Guadalquivir besando las dos orillas. 

Esta tarde ha lidiado a un primer toro suelto de salida para desarrollar con maestría una faena a un buen toro de Domingo Hernández. Templado, ligado, con poder y mano bajo, comprendiendo como pocos las claves del astado, firmó una faena maciza de maestro que rubricó con un espadazo trasero. Dos orejas para un torero que desde que abrió su capote mostró a Sevilla, otra vez, sus extraordinarias capacidades. Al cuarto le arrancó una oreja después de pincharlo una vez. Toro con el hierro de Garcigrande y peores condiciones que el primero, de nuevo el diestro madrileño puso sus capacidades al servicio de la fiesta. Rotunda tarde de un torero extraordinario que abrió la Puerta del Príncipe. Mientras marchaba a hombros, sus detractores seguían erre que erre -sin enterarse del toreo del que son coetáneos- hablando del famoso saltito. 

Oreja para Manzanares

No ha sido una tarde brillante de Manzanares en la Maestranza, ruedo acostumbrado a sentir las mejores versiones del diestro alicantino. No pareció enfadarse, meterse de verdad en harina el torero con su primero, que le regaló embestidas de buena calidad. Sin acoplamiento real, no encontró el torero la distancia, el sitio, el ritmo del toro. Mal con los aceros. Ante el quinto apostó algo más, sin alcanzar del todo las exigencias que el toro le pedía. Para la concesión del trofeo cobró especial relevancia la estocada. 

Pablo Aguado sorteó el peor lote del encierro. Se defendió en exceso el tercero del encierro, cuya lidia fue desordenada, y no permitió al diestro sevillano brillar en ningún momento. Los lances con el capote al sexto fueron seguramente de lo mejor de la tarde. Maravillosas verónicas por templadas de Pablo Aguado que se vio obligado a apostar muy fuerte por un toro que se fue rajando y que nunca estuvo centrado en la muleta. Esfuerzo notable de un matador que quiso agradar en todo momento pero que topó con dos toros muy deslucidos. 

FICHA DEL FESTEJO.

Plaza de toros de Sevilla. 

Tres toros de DOMINGO HERNÁNDEZ (1º, 2º y 6º) y tres de GARCIGRANDE (3º, 4º y 5º), correctos de presentación, nobles en general.

EL JULI (Dos orejas y oreja).

JOSÉ MARÍA MANZANARES (Silencio tras aviso y oreja).

PABLO AGUADO (Silencio tras aviso y ovación).





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