TOROS EN SEVILLA

El blog taurino de Víctor García-Rayo. La pasión por el hábitat natural del toro de lidia. La fiesta, el amor por el animal más hermoso del mundo. Centrado en Sevilla y en su provincia, una ventana taurina que se abre al mundo. Cultura y amor por la tauromaquia.




lunes, 2 de mayo de 2022

NO ES DIFÍCIL DE ENTENDER



El héroe, dentro.

No merece la pena ni contestar a quienes ven en la crítica a la salida de Joaquín al ruedo una suerte de ataque de sevillismo contra el beticismo. Es hasta ridículo matizar que no hay nada más lejos del sentido común. Que los futboleros se lo hagan mirar. 

No es necesario tampoco que un torero -torerísimo esa tarde en Sevilla mientras (ahora sí) los más rancios se rasgaban las vestiduras sin enterarse de cómo estuvo de bien ese Ferrera- agradezca a su amigo futbolista que dé la cara por la fiesta haciéndolo pisar el terreno santo del albero. Sí, no es rancio ni antiguo quien esto escribe ahora. El ruedo es un lugar santo y muchos futbolistas que dieron la cara por esta fiesta lo entendieron siempre. No lo pisa Espartaco, Ruiz Miguel, Tomás Campuzano, EMilio Muñoz o Curro Romero...¡cómo lo va a pisar un futbolista, por Dios!

Ferrera forzó la máquina en exceso. Y se equivocó. Donde no se equivocó para nada es en la cara del toro. Quien quiera ver que el espectáculo que ofreció el diestro extremeño en la cara de sus toros es algo circense es que no ha comprendido nada más allá de sus narices y deberían hacer un esfuerzo por abrir, mejorar y sacar brillo a su afición, seguramente muy corta de miras. Delante del toro -entrando a matar también, sí- Antonio Ferrera estuvo cumbre. Tanto, que sostengo que mi admirado José Luque (presidente de temple y conocimiento al que respeto enormemente) estuvo tacaño a la hora de la concesión de trofeos. No puede irse de la Maestranza un diestro que estuvo así de bien con tres victorinos con una sola oreja. No es justo. 

Pero se equivocó Ferrera, sí. Mucho. No es difícil de entender. No habrá tiempo ni espacio en el mundo para agradecer a Joaquín Sánchez, futbolista gaditano del Real Betis Balompié, su decidida defensa por la fiesta de los toros. Sin dudas, sin esconderse jamás, a cara descubierta. Joaquín es de los nuestros y lo será siempre. Como lo fue Juanito, o Sergio Ramos, Raúl o tantos otros. Y los que vendrán. Alguno de los nombrados se negó por cierto a pisar un ruedo en un brindis teniendo decenas de oportunidades.

Ferrera insistió en exceso para que Joaquín saltara al ruedo. Apretó mucho a su amigo y erró. Grave error de un torero que lo había hecho todo muy bien, infinitamente mejor de lo que vio gran parte de la afición...y de la crítica. 

Antonio Ferrera echó un borrón -anecdótico si ustedes quieren- a una tarde fantástica. Pero estuvo feo, muy feo. Lo que nos hace falta ahora no es que un popular futbolista haga visible su afición a la fiesta, que ya lo hace y es de agradecer. Lo que nos hace falta es que un famoso futbolista y excelente deportista le explique al mundo lo hermosa que es la fiesta y su liturgia, y su verdad, y su respeto. Y para eso lo mejor era quedarse en el callejón, que era su sitio, y abrazar a su amigo Ferrera con una barrera de por medio. Dejen al héroe dentro, pero sólo, que eso es bueno para la fiesta. 



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